Medellín, corrupción de la Policía y crisis institucional

El 8 de julio cayó alias Manolo, el hombre señalado de abusar niños en un Jardín de Buen Comienzo de Medellín, y con él también cayó el alcalde Daniel Quintero Calle por haber creído en las mentiras de la Policía Nacional de Colombia. El caso desata una nueva crisis de credibilidad en el programa Buen Comienzo, en la Policía como institución y las políticas de seguridad de la Alcaldía de Medellín.

Por: Róbinson Úsuga Henao

 

Cayó alias Manolo. Y con él cayó Daniel, alcalde de Medellín. ¿Pero cómo es posible que un alcalde cayera porque cayó un presunto delincuente? Sí, es extraño, yo y mucha otra gente de Medellín nos asombramos al mismo tiempo. Incluso más allá de Medellín: en el resto del país. Es que todo ha sido un escándalo desde el comienzo. Lo voy a explicar a ver si me entienden.

Manolo es un cincuentón que trabajaba como Auxiliar de Nutrición en el Jardín Infantil Pequeños Exploradores de Santa Cruz, un barrio situado en el ala nororiental de la ciudad Medellín. Santa Cruz es un sector alegre y bullicioso donde mueves una piedra y sale un niño corriendo. Los niños que iban al Jardín Infantil Pequeños Exploradores le decían Manolo de cariño, pero el verdadero nombre lo sabríamos después, porque estalló el escándalo y empezamos a ver ese nombre repetido en los medios de comunicación: Ismael Darío Lopera. Lo veíamos en televisión: Ismael Darío Lopera. Lo escuchábamos en la radio: Ismael Darío Lopera. Y lo veíamos en internet: Ismael Darío Lopera. SE BUSCA ISMAEL DARÍO LOPERA: PRESUNTO ABUSADOR DE NIÑOS.

De repente era el nombre más famoso en Antioquia y uno de los más famosos del país. Su rostro también alcanzó notoriedad y se hizo muy apetecido. No porque tuviera un atractivo en especial, sino porque la Alcaldía de Medellín ofreció una jugosa recompensa de 50 millones de pesos para aquella persona que diera información que condujera a su ubicación y captura.

Y no es para menos. Además de presuntamente abusar de una veintena de niños, Manolo se había tirado el prestigio de Buen Comienzo, un programa de la Alcaldía de Medellín creado en el año 2004 y al que se le asignan cuantiosos recursos para la atención de centenares de miles de niños, de familias vulnerables.

Gracias a Buen Comienzo, los pequeños de Medellín que viven en los barrios populares han contado con espacios donde los cuidan, los alimentan y les enseñan.

«A ese tipo lo agarran rapidito», les dije a algunos de mis amigos. Y también les explicaba: ¿Cómo no lo van a capturar si ahora es el sujeto más detestado de Antioquia? Todos quisieran echarle mano, darle una golpiza o ganarse los cincuenta millones. No es como los delincuentes de cuello blanco, que tienen amigos en todas las ramas del poder público y cuentan con ambiciosos abogados que los sacan en limpio. Tampoco es como los narcos colombianos, que encuentran siempre quién les haga el favor de protegerlos. No. Al señor Manolo lo agarran rapidito. «Solo es cuestión de tiempo para que nos informen de su captura», les decía a personas de mi mayor confianza.

Y sucedió. Fue en la tarde del jueves 8 de julio. Yo me enteré por parte del mismo alcalde, quien explicó en sus redes sociales que con un operativo de la Policía se realizó la captura de alias Manolo.

«Esta captura se realizó en el municipio de Santa Rosa y vamos a pagar una recompensa por la información que nos permitió la captura. Quiero agradecer a la ciudadanía que nos ayudó en este proceso», dijo el alcalde.

El alcalde se mostró triunfante, ignorando, quizá, que estaba cayendo por inocente.

La supuesta captura era un triunfo que la ciudadanía demandaba. Por eso Daniel Quintero se mostró muy agradecido con la Policía Metropolitana, la Sijin y la Fiscalía General de la Nación, quienes informaron que fueron desplegados 100 uniformados (hay quienes hablan de 150), para concentrar la búsqueda en un perímetro en el que el individuo tenía arraigo familiar, es decir, en los municipios de Angelópolis, Don Matías y Santa Rosa de Osos.

Dijeron que «la captura» se hizo efectiva cuando alias Manolo ingresaba a la cabecera municipal en un vehículo. Que fue abordado por el anillo de seguridad de la Sijin que ya tenía información sobre su desplazamiento hacia esa zona.

Pero todo era una mentira.

Es decir: la única verdad es que Manolo sí se encontraba a buen recaudo, pero no por la inteligencia de la Policía o por información de la ciudadanía. El hombre se entregó voluntariamente en compañía de su abogado. Fue algo que supimos poco después gracias a un video que circuló en las redes sociales.

Como había 50 millones de pesos de recompensa, parecía evidente que la misma Policía quería apropiarse ilegalmente de esos recursos. Solo que el plan no les salió como esperaban gracias al video realizado y difundido por el abogado de Manolo.

Aunque en la misma noche del viernes 9 de julio se anunció que serían retirados de sus cargos el Teniente Coronel Jair Morales, jefe de la Seccional de Investigación Criminal (SIJIN) en el Valle de Aburrá y el mismo el comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, el Brigadier General Pablo Ferney Ruiz Garzón, el caso es sumamente grave, porque afecta la credibilidad del alcalde Daniel Quintero y deja en entredicho su política de seguridad ciudadana.

Por una sola gran mentira, pueden derrumbarse muchas políticas certeras de su administración, especialmente en los temas de seguridad. Ya queda difícil creer en sus cifras y reportes de capturas. Tampoco es viable creer en su política de recompensas.

¿Cuánto de lo pagado hasta ahora es cierto y cuánto es mentira?

Es evidente que el alcalde no puede confiar en su Policía y los ciudadanos de a pie mucho menos. Definitivamente la institucionalidad colombiana atraviesa una enorme crisis de credibilidad por cuenta de la corrupción que tiene carcomidas a la mayoría de instituciones del Estado, principalmente a las encargadas de la protección y la seguridad de los colombianos.