Colombiano radicado en China creó proyecto para enseñar idiomas gratis

Tras ocho años de vivir en China, el cucuteño Andrés Humberto Ospina Támara ha consolidado una vida en Asia, pero además entrega tiempo y conocimiento enseñando inglés a estudiantes de bajos recursos en Colombia.

Foto: Cortesía.

Ospitec: cuando los idiomas abren puertas

Segunda parte

Andrés recuerda que siempre fue autodidacta en inglés y aunque egresó de un colegio privado en Cúcuta el nivel con que salió en el idioma no era tan bueno; comenzó a preguntarse cómo saldrían los estudiantes que egresaban de colegios públicos.

En 2019 comenzó a indagar cómo era el plan de bilingüismo en Colombia y empezó a almacenar toda la información, ya que el tema se convirtió en su investigación para el Doctorado en Educación que cursa actualmente en la Universidad Benito Juárez de México.

«Actualmente un 80% de los estudiantes que se gradúan del sector público salen con un nivel A1 de inglés, eso es nada y solamente un 6% de los estudiantes que se gradúan de instituciones públicas salen con un nivel A2 o B1».

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El proyecto de Ospitec ya estaba escrito, y con motivo de la pandemia se le ocurrió apostarle a la virtualidad y comenzar a dictar sus clases de inglés a niños de escasos recursos en Colombia.

Andrés le comentó su idea a Sebastián Ospina, un amigo de la vida, pero este le hizo caer en cuenta que era bastante factible que los niños al ser de estratos bajos no tuvieran computador, ni celular. Andrés pensó entonces en los colegios, pero también evidenció que las instituciones educativas no tenían equipos, ni conexión a internet, o que los estudiantes del grado once tampoco tenían un correo electrónico, realidades a las que se enfrentó cuando quiso iniciar el proyecto.

Comenzó a tocar puertas en instituciones y por medio de fundaciones para ver qué estudiantes podían recibir clases de inglés. A Sebastián que nunca había dado clases, Andrés le propuso enseñar y le explicó todo el tema, a ellos se unieron una prima de Andrés que vive en Reino Unido, el novio de esta y otra amiga, así formaron el grupo de docentes de francés y organizaron su programa de estudio.

Pero surgieron los problemas: la falta de conectividad de los estudiantes, los conflictos sociales internos y externos, un montón de escenarios que se conocieron en el camino del proyecto.

«Sebastián Ospina me escribió y me dijo:

—estoy que chillo, yo nunca me hubiera imaginado que un estudiante me tocara tanto, un estudiante me escribió al whatsapp diciéndome que iba en camino desde la vereda hasta el pueblito más cercano, donde había un café internet para poder recibir la clase.

—Entonces Sebastián se tocó y convocó a Cristián otro colombiano y ahora docente de Ospitec».

Entre marzo y abril de 2020 iniciaron las clases, pero además de ser profesor en Chengdú, ser rescatista de perros de la calle, Andrés trabajaba como director de exportaciones de una empresa colombiana y también era docente de inglés en varios Institutos, pero fue tal el entusiasmo de empezar a enseñar que renunció a los Institutos para poder dedicarse al proyecto social.

Foto: Cortesía. Aunque hay muchas expectativas, Andrés dice que no puede desconocerse que este año los problemas de conectividad pueden ser mayores.

Un sueño que toma forma entre amigos

Sabiendo lo básico de tecnología, Andrés se dio la tarea de buscar amigos que supieran del tema y así contactó a Juan Diego, un excompañero del colegio Calasanz en Cúcuta, Ingeniero de Sistemas y dueño de la empresa Innotech Solutions en Cúcuta. Hasta ese momento el proyecto de Andrés se llamaba Ospi, aludiendo a las primeras letras de su apellido, pero luego de unirse con Juan Diego le sumaron Tec y, así, comenzó a llamarse Ospitec —Organización Social para la Integración Educativa y Cultural.

Otro amigo llamado Esteban Gómez quien se vinculó como docente, le propuso a Andrés pagarle un año en la plataforma Zoom para que de esta manera dictara las clases, a cambio Esteban le pidió a Andrés que publicitara su empresa en Ospitec.

En esa búsqueda de docentes, la voz de conciencia dicho por el mismo Andrés fue Pastora González la directora de la Fundación Calasanz, ella lo puso en contacto con Pilar Barrera, autora de varios libros para Santillana quien al vincularse al proyecto construyó todo el programa de inglés para Ospitec. «Ella es encantada porque siente que estamos tocando una falencia muy grande en el sistema educativo en Colombia y que estamos aportando ese granito de arena», menciona Andrés.

Iniciaron con grupos de francés, italiano, inglés y hasta literatura, pero era muy complejo manejar con 13 horas de diferencia toda la logística que el tema implicaba, Andrés evidenció la deserción estudiantil, «llegamos a tener en el 2020, 658 estudiantes y terminamos con 127».

Pensando en los más pequeños se unió al proceso Katish Mira una escritora colombiana de cuentos para niños, y que acompaña en Ospitec a un grupo de siete niños a los que atrae con sus narraciones en inglés.

«La idea que tengo en mente en Ospitec son las aulas virtuales, tener un salón de clase ya sea en un salón comunal o en una fundación, donde tengamos un computador conectado a una pantalla gigante o a un proyector para que un grupo de estudiantes reciba su clase».

En esa búsqueda de alianzas con instituciones educativas y pensando en conseguir más estudiantes Andrés ha tenido malas experiencias, y es que algunos funcionarios de esas mismas instituciones, así como políticos de turno han querido usar el nombre de Ospitec y el proyecto como tal para obtener contratos o conseguir votos.

Tocando puertas, en próximos días se reunirá con el rector de la Universidad de Manizales al que quiere proponerle que la plataforma de idiomas que tiene la Institución pueda ser utilizada por algunos estudiantes de Ospitec, pero que además la Universidad pueda brindar una beca anual para el mejor estudiante de la Organización durante ese año.

Este cucuteño sigue adelante convencido de la apuesta social en la que se ha embarcado, lo más difícil es consolidar el voluntariado, pues muchos docentes después de un tiempo quizás van a dedicarse a otros asuntos.

No obstante, en febrero se iniciaron las clases con 13 docentes que están al frente de 400 estudiantes que se conectan desde distintas partes de Colombia y cuya meta es aprender inglés, Andrés solo quiere abrirles esa puerta al mundo y con ello a muchas oportunidades de vida.