Las mujeres no aparecen muertas: las matan

En lo que va del año 2020 se han cometido 93 casos de feminicidios en Colombia según cifras de la Fundación Feminicidios Colombia. El primer día de la cuarentena nacional obligatoria tres mujeres de una misma familia fueron asesinadas por la pareja de una de estas en la ciudad de Cartagena. Sus nombres eran Loliluz, Ellyn y Edenis, y sí, es importante nombrarlas porque las mujeres somos más que cifras.

Foto: cortesía Colprensa

Por: Julieth Zúñiga

Las cifras de las diferentes Secretarías de la Mujer en el país reportan un aumento alarmante en las denuncias de mujeres que están en peligro de feminicidio en medio de la cuarentena obligatoria, esto se debe a que están conviviendo con sus agresores. Recordemos que es el hogar el espacio privado más peligroso para nosotras las mujeres. 

En este panorama en Colombia hay dos casos que retumban en mí y que me conmueven enormemente –debe ser por la empatía– el primero, es el caso de Adriana Aponte en Bogotá, una mujer trabajadora que a unas pocas cuadras de su casa fue secuestrada, violada, asesinada y desmembrada por su agresor. Adriana, una mujer que en su día a día jamás pensó que un hombre desconocido –que por más de un mes estuvo cuidadosamente cerciorándose de cada paso que ella daba– se creyera con poder sobre su vida.

Se suma al dolor causado por este feminicidio, muchos otros casos que pudieron evitarse. El feminicida de Adriana presentaba antecedentes penales por acceso carnal violento hacia otra mujer. Cabe resaltar que, si la justicia obrara de forma efectiva, las mujeres tendríamos garantías de convivir con hombres sanos en las ciudades que habitamos. 

La siguiente historia que me conmueve, ocurrió en Antioquia, la joven Daniela Quiñones de 23 años estudiante de la universidad EAFIT, fue reportada como desaparecida el 14 de junio del presente año y el martes 16 de junio fue encontrado su cuerpo en el río Cauca luego de que se le viera por última vez con un par de amigos y, de forma similar al caso anterior, vuelven a ser los hombres quienes deciden sobre nuestras vidas, sean estos conocidos o desconocidos por nosotras las mujeres. 

Los feminicidios son cometidos en su mayoría por el alto grado de impunidad que presenta el país, porque no existe una educación plena y de calidad en temas de género que vendría a ser una solución importante para acabar con este flagelo que tenemos las mujeres, siempre viviendo presas del miedo.

¿Por qué no existe el repudio social para quienes cometen estos crímenes?

¿Por qué, al contrario, se juzga ipso facto las decisiones que tomaron las mujeres para justificar la violencia machista?

El mal manejo que hacen los medios de comunicación sobre estos casos, al momento de no nombrar los delitos como debe ser, terminan esforzándose por tapar los asesinatos con el uso de un lenguaje no incriminatorio; titulando que las mujeres aparecen muertas y no registrando el delito de feminicidio.

Entonces, es de vital importancia repensar la sociedad en el sentido de que son vidas de mujeres que se pierden, sueños, proyectos de vida, huérfanos y demás que dejan las mujeres que han sido víctimas. Por ello, este tema debe tratarse como una problemática social que necesita solución para poder entablar diálogos sociales con el fin de generar espacios seguros y en paz.