Médicos en Antioquia: «también sentimos miedo»

Los servidores de salud están en la primera línea de defensa ante la pandemia del Covid-19. Médicos, enfermeras, celadores, personal del aseo, entre otros, son aquellos humanos que mientras atienden los pacientes que el virus ataca, de paso los atacan a ellos. Los implementos para la protección no dan abasto y escasean, cada día que pasa el personal se encuentra más expuesto. Conseguimos los testimonios de varios médicos en Antioquia que comparten sus preocupaciones ante la inminente pandemia.

Ilustración: Róbinson Úsuga Heano

Por: Laura García Giraldo

Desprotegidos: la antesala de la crisis sanitaria

«La emoción que generalmente noto en mí y en mis colegas, es el miedo. Por lo que hemos observado en otros países se trata de una realidad compleja y siento que sin los elementos de protección, que no nos están brindado en su totalidad, estamos demasiado expuestos. Ese temor más que todo está relacionado con nuestros familiares, porque somos un riesgo para ellos» dice Ana Álvarez, médica del Hospital Marco Fidel Suárez de Bello (nivel 2). 

Fueron quince días los que Álvarez esperó los elementos de protección que el hospital le iba a suministrar a ella y sus colegas, pero nunca aparecieron. Ellos mismos tuvieron que salir a comprar insumos para su cuidado, pues al hospital no le han llegado. 

A esta calamidad que sufren los médicos, se suma la falta de acción de las Administradoras de Riesgos Laborales (ARL), a quienes el Gobierno dio un ultimátum el pasado 12 de abril: en 72 horas debían definir cuáles eran los elementos de protección con los que dotarían al personal de la salud.

«Algunos compañeros con los que trabajo ya se han ido de sus casas y están viviendo solos…Quisiera que todo esto pasara porque mi vida familiar ahora es muy diferente. Todo el tiempo me siento estresada, preocupada y enojada. La casa en que vivo es de dos plantas, abajo estamos mi pareja y yo y arriba mis padres. Estoy alejada de todos y no compartimos espacios». 

En el Hospital Marco Fidel Suárez ya se han identificado varios casos positivos y los médicos que han tenido contacto directo con estos pacientes les han tomado la prueba. Ana Álvarez comenta que ha atendido muchos casos sospechosos, pero hasta ahora ninguno que ella sepa ha salido como positivo para Covid-19. Por otro lado, en los últimos días Ana atendió en su turno a dos pacientes con nexo epidemiológico, a quienes anteriormente otros colegas ya les habían hecho la prueba, pero cuyos resultados no han salido. Ya ambos murieron y presentaban síntomas agudos.  

«Las pruebas están demoradas. Algunos resultados salen en cuatro, cinco días, pero otras se retrasan hasta quince días. Y ¿por qué tanto tiempo? Pues no están dando abasto. A varios pacientes se les manda a la casa y se les informan los resultados cuando por fin llegan» menciona Álvarez.

Titiribí: 0 casos por coronavirus

Desde el suroeste antioqueño, en el municipio de Titiribí, el médico Mateo Valencia cuenta que en el Hospital San Juan de Dios de Titiribí (primer nivel y público) ya se han tomado medidas para enfrentar el coronavirus como la suspensión del servicio de consulta externa y la mayoría de labores de oficina; también se limitó la atención de urgencias, se crearon los servicios de consulta prioritaria y de consulta telefónica.

«Es una situación que he tomado con calma porque soy una persona tranquila, pero el pronóstico epidemiológico es algo sombrío. La gente está esperando a que llegue el 27 de abril para que se acabe la cuarentena porque hay unos factores económicos que empiezan a primar sobre el factor salud, y cuando esto pase, lo más probable es que los casos se empiecen a disparar. En Titiribí se hizo un estimado epidemiológico y la conclusión fue que cerca del 70% de la población se va a contagiar» afirma Mateo. 

Según el Instituto Nacional de Salud, en Titiribí todavía no se han presentado casos por Covid-19, es más, el único municipio del suroeste antioqueño que ha manifestado casos positivos es Montebello, con un total de tres (3) personas. En cambio, en los municipios en el norte y oriente de Antioquia ya se ha informado de varios pacientes. Es el panorama de Rionegro, que ya ha reportado diez (10) casos positivos, Santa Rosa dos (2) y La Ceja dos (2), entre otros. 

Lluvia de Orión se comunicó de nuevo con Mateo Valencia, el 17 de mayo nos dijo: «La máscara me la entregó el hospital la semana pasada». Foto: cortesía.

Un virus que se atiende desde la virtualidad 

Andrea Sohm es médica en la IPS del Livinglab Telesalud de la Universidad de Antioquia, donde se realiza una atención virtual a los pacientes confirmados o probables para Covid-19.

Andrea afirma que nunca había atendido en la modalidad de telemedicina o teleasistencia, que en estos tiempos de pandemia y cuarentena son fundamentales para garantizar la detección, notificación, tratamiento y vigilancia de casos leves; la educación en prevención de propagación del virus, la identificación de complicación de casos y la referencia para atención domiciliaria o traslado regulado con ambulancia, con todos los protocolos para transporte de pacientes Covid-19.

«La atención de esta emergencia sanitaria nos ha hecho ser más visuales y tocar menos; Por ejemplo: identificar solo con la inspección signos de dificultad respiratoria», dice ella.

Diariamente Andrea entiende casos positivos. El 80% de sus pacientes infectados presentan síntomas entre leves y moderados como tos seca, fiebre y malestar general. El otro 20%, que son pocos en proporción al total de los casos, presentan disnea (dificultad para respirar), y es evidente cuando se comunican. 

El tratamiento para pacientes ambulatorios son los analgésicos, mucolíticos, antitusivos (empleados para tratar la tos seca irritativa), broncodilatadores, hidratación, buena alimentación, y antibióticos en casos seleccionados. Andrea Sohm está satisfecha porque  la mayoría de pacientes se sienten acompañados y respaldados en esta situación, lo que aumenta la confianza para que se queden en casa. En otros momentos se siente impotente. 

«Por las limitaciones de la valoración virtual, en algunos casos se requiere atención domiciliaria o remisión, y pues eso hace que exponga a compañeros y colegas. En otros momentos me siento indignada ante la despreocupación de muchas de las EPS que no han respondido a la altura de la emergencia y no brindan los servicios requeridos por los pacientes, como medicamentos para enfermedades crónicas, atención domiciliaria o traslado en ambulancia» declaró Andrea. 

Los retos de la medicina en un país que aprende despacio

Después de un turno de doce horas, de día o de noche, el protocolo de sanidad es igual para José Emilio Ágamez, médico de la IPS universitaria Clínica León XIII. Al servicio en la clínica se dirige con su ropa y cuando llega le dan una pijama y se cambia el calzado a unos diferentes para caminar dentro de la clínica. Estos uniformes no salen del servicio puesto que cuando José termina su turno, se quita la pijama, se cambia las zapatillas y estos objetos entran a un proceso de lavado. Una vez está en su casa, y donde convive con algunos amigos, se desviste completamente en la sala y se baña. 

En una reciente investigación China –estudio que se publicará en la revista Emerging Infectious Diseases de Estados Unidos (EE.UU.)–, realizada en el hospital Huoshenshan de Wuhan, se reveló que:

el coronavirus estaba presente en la mitad de las suelas de los zapatos del personal médico que atendió la unidad de cuidados intensivos con pacientes que dieron positivo en la prueba para Covid-19.

Este virus, que transita por el aire y que la misma gravedad se encarga de llevarlo al piso, también está presente en las barandillas de las camas, los dispositivos electrónicos y cubos de basura. ¿Serán estas suficientes razones para que el sistema de salud equipe bien al personal de la salud?

Según José Ágamez, desde que se diagnosticó el primer caso en el país, en la Clínica León XIII se han preparado para atender pacientes con enfermedad por coronavirus. Los pacientes que tienen enfermedad leve o moderada se atienden en una habitación que se construyó en la zona donde se parqueaban las ambulancias, los graves se entran a un área especial donde se realiza la atención inicial para luego subirlos a las unidades de cuidado crítico.

Monotrajes especiales llegaron esta semana a la clínica –de acuerdo con Ágamez– debido a un gestión realizada por la Universidad de Antioquia con el gobierno de Los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Pero desde el aspecto negativo a este profesional de la salud le preocupan las repercusiones que pueda tener el decreto 538 en su artículo 9, donde se establece que todo el talento humano en salud está obligado a atender la emergencia por covid-19 lo que es como una orden para trabajar con pacientes con una enfermedad potencialmente mortal, y en ocasiones,  sin los elementos de seguridad; «eso vulnera nuestros derechos, debemos cuidar el personal entrenado para atender la mayoría de casos posibles, no malgastar el recurso humano por no protegerlo» finaliza José. 

Por su parte, Alejandro Galeano, médico que igualmente trabaja en la Clínica León XIII, considera que en el país siempre vamos tarde y que «desde el 26 de marzo la OMS declaró a Colombia como país circulante de coronavirus y el INS lo confirmó como una semana después. Esto implica que no necesitamos un nexo definido de contagio, el virus ya ronda por ahí y tenemos casos nativos, no importados. A pesar de eso, no han cambiado las definiciones operativas de casos sospechosos y siguen exigiendo, para casos leves y moderados, un nexo de contagio. Esto solo disminuye el número de muestras que deberíamos estar tomando, y nos condena al subregistro en el que siempre hemos estado».  

Alejandro, al igual que José, trabajan en urgencias de la clínica y están constantemente expuestos. Aunque la institución siempre ha garantizado el equipo de protección personal (mascarilla N-95, gafas de seguridad, gorro, doble guante, bata), minimizando el riesgo, no quiere decir que lo elimine pues siempre está el factor humano-error presente. 

Más allá del Decreto 538

Milena Gómez* es médica en una clínica de tercer nivel en Medellín. En su casa convive con cuatro personas –madre, padre y hermano– y es la única que trabaja actualmente por lo que está sosteniendo a toda su familia.

En su lugar de trabajo las medidas sanitarias se han modificado desde la crisis en Italia. El proceso de higiene se ha vuelto más estricto y algunas rutas de atención han cambiado. A pesar de que nos encontramos en medio de la pandemia, las personas no dejan de enfermarse de otras condiciones y lo normal es que lleguen emergencias como infartos, accidentes cerebrovasculares, traumas, etc. 

Para Milena han surgido emociones de todo tipo. Miedo, angustia, ansiedad. Cada que habla del tema con sus colegas todos se asustan mucho más. «Pensamos en resultados, en que nos tocará irnos de la casa, en que nos va a tocar quedarnos viviendo en el hospital, en que nos tocará usar estos trajes todo el día y que en algunos casos las gafas podrán ocasionarnos dermatitis en la cara, como le ha sucedido a otras personas del talento humano de la salud. Aunque estamos bajo protocolos de preparación, realmente nunca estamos totalmente anticipados para la situación” comenta Gómez. 

Las medidas de cuarentena obligatoria han ayudado a mitigar el número de casos, o al menos que todos los pacientes no lleguen al mismo tiempo, pero Milena es consciente que una vez los casos se disparen, al ser ella parte de urgencias en la clínica que labora, se convierte en parte de la primera línea al frente de la situación.

Gómez apunta que «a pesar de que no estamos tan descontrolados, se nota que puede haber falta de elementos de protección personal, por ejemplo el uso de las mascarillas N-95, que son las de alta eficiencia, están limitadas precisamente porque se encuentran agotadas. Una donación de trajes que se hizo al hospital ya se destinó a que se van a usar cuando hayan muchos más casos por Covid-19 y se tiene destinado para cierto tipo de personas en el modo de atender». 

Además, los elementos de protección que se les han entregado no son precisamente los que usan en china, que cubren completamente, sino trajes que han sufrido algunas modificaciones que para Milena los hace estar más expuestos. 

Hasta ahora, en Colombia no se puede hablar de una emergencia sanitaria porque aún no se ha desbordado la capacidad de respuesta, pero cada día los casos aumentan. Para el 17 de abril el Instituto Nacional de Salud ha confirmado que en en el país hay 3.439 casos positivios para Covid-19. En Antioquia la suma asciende a los 324 casos y propiamente en Medellín se han identificado 199.

Sin embargo, con los retrasos de las pruebas y la falta de ellas, se puede inferir que estos datos no correspondan a la realidad de la circulación del virus. De acuerdo con un modelo matemático utilizado por científicos de la universidad de Hong Kong y la Universidad de California, se identificó que por cada caso de Covid-19 confirmado hay de cinco a diez casos que no se han detectado. ¿Cuando empezará el inicio del fin?

Lluvia de Orión contactó de nuevo a Milena Gómez*. Para el 12 de mayo lucía así en un día normal de trabajo atendiendo la crisis sanitaria. Foto: cortesía.
3 días después, el 15 de mayo, Milena* nos envía esta foto, donde se ve más cubierta. Foto: cortesía.

(*: Se cambió el nombre de esta médica por petición.)