Por: Laura García Giraldo
– Hey man, can you see who’s in this t-shirt? (Hola hombre, ¿puedes observar quién aparece en esta camiseta?
-Oh, no joke. You got to bring me one! (No bromees. Tienes que traerme una)
-Sure. I will. (Claro. Lo haré)
-¿Cuántas quiere que le empaque? –pregunta la vendedora–
-Just one, tell her –talking to his partner– the red one. (Solo una, dile que -hablándole a su pareja- la roja)

Los escuchaba en su conversación. El hombre extranjero le sonreía a un amigo a través de la pantalla de su celular. La compañera del señor, una mujer de aspecto latino le decía que la vendedora había pedido 25 mil pesos por la camiseta. Ellos estaban cerrando el trato y cuando se disponían a continuar el recorrido los detuve con una pregunta:
-Señor, con todo respeto, le puedo preguntar ¿por qué compró esa camiseta?
Él quedó algo confundido y la mujer a su lado sin responder nada me dice:
-¿Tú quién eres, una estudiante?
Le dije que era periodista, y que solo les preguntaba por curiosidad. La mujer le explicó a su pareja lo que yo había preguntado y me contestó que desde que vio la serie Narcos en la plataforma de Netflix se había interesado mucho en la historia de Pablo Escobar y que también por eso había llamado a su amigo, quien contento admiró los diferentes estilos de camisetas que había en ese local callejero de la 13.
La pareja se marchó y yo me quedé ahí parada algo atónita. La vendedora del puesto me miraba con cierta repulsión, me dijo que por qué venía a dañarle la venta. Yo le respondí que no era mi intención y que sólo estaba indagando sobre el comercio de estas camisetas.
-Acá se venden esas camisetas porque sí -expresó con rabia-
-Bueno, pero no me hables así por favor, que yo solo te hice una pregunta. Yo no te estoy diciendo que tienes que quitarlas.
-Jajaja… Es que acá los duros son los que deciden si se trae o se quita mercancía de Pablo Escobar, no usted ni yo.
-Así es, y ¿hace cuánto está de vendedora acá? –Le cambio el tema esperando a que se le baje un poco su ira–
-Pues hace como un año. Yo antes vendía confites en muchos barrios, pero me cambié a este empleo para estar cerca de mis hijos acá en la comuna.
-¿Cómo te llamas?
-Milena, tengo 32 años y…
En ese momento llegó la pareja de ella quien se asomó a preguntar sobre lo que sucedía. Él, de unos 25 años llamado Oswaldo, entre entusiasmado y distante dijo:
-Las camisetas de Pablo escobar se venden porque los extranjeros las buscan, a partir de la popularidad de la serie de Netflix llamada Narcos. Entonces obviamente los comerciantes vimos en esto una oportunidad de negocio.
-¿Entonces por eso volvió la moda de vestirse con la cara de Pablo Escobar o tener objetos con su nombre?
-A ver, las personas provenientes de países como Rusia, Estados Unidos y Japón, con una historia de guerra y violencia similar a la de Colombia, adoran mucho a Pablo Escobar porque les impresiona todo lo que hizo un solo hombre en un país. Admiran al man porque fue un bandido, y en las tierras de ellos son comunes los bandidos pero en grupo. Ellos llegan al local y a veces dicen: «Pablo Escobar, gusta, gusta».
-¿Y dónde consigue las camisetas?
-Yo soy el que manda a hacer estas camisetas. Contrato un estampador y le doy las ideas. Por ejemplo hay una camiseta con este dicho que dice «Plata o plomo», otro de los estampados es con la cédula original de Pablo Escobar y el último diseño que imaginé, es el de la foto que le toman sonriendo cuando es capturado, como quien dice: todo esto es mío.

-¿Y siempre te has dedicado a esto?
-Antes de hacer este negocio yo estudié en el Sena un curso sobre ventas y bueno… Nunca nadie imaginó que la 13 se iba a volver un lugar turístico. Este negocio es mío y de ella, Claudia.
-¿Quién es Claudia?
-Pues ella, mi mujer, la que la atendió.
-Ah, pero ella me dijo que se llamaba Milena.
-No.. no entiendo por qué le dijo eso…
-Ella también me dijo que este negocio le pertenecía a alguien más y no a ustedes.
-La verdad niña es que usted me está poniendo incómodo y no quiero hablar más con usted, es mejor que se vaya.
Agarré mis cosas y me fui. Ciertamente acá había un o una mentirosa que trataba de confundirme. Sin embargo lo real era lo visible y era que esta pareja, en la mañana del viernes 13 de marzo del 2020, en su local callejero estaban ofreciendo camisetas y cachuchas de Pablo Escobar como si se tratara de la madre Teresa de Calcuta.