Primera Línea: la protección ciudadana ante los ataques del Esmad

Mientras los agentes del Esmad emplean cascos y armaduras para atacar a los manifestantes que salen a la calle en el Paro Nacional, un grupo de ciudadanos ha decidido usar elementos para defender a la ciudadanía.

El Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, es una dependencia de la Policía Nacional de Colombia y fue creado en 1999, hace 20 años, durante el gobierno de Andrés Pastrana Arango.

Según se explica en el sitio web de la policía, el Esmad está integrado por personal capacitado para el control de disturbios, multitudes, bloqueos y acompañamiento a desalojos de espacios públicos o privados. Su misión estaría centrada en evitar «hechos terroristas y delincuenciales, para restablecer el ejercicio de los derechos y libertades públicas».

No obstante, también ha demostrado ser una fuerza letal que usa la represión para defender el status quo, es decir, los intereses del gobierno, los empresarios y las mafias políticas que saquean los recursos del Estado.

La ONG Temblores publicó un informe a principios de diciembre de 2019 en donde se revelan datos escalofriantes:

A veinte años de su creación, agentes del Esmad han asesinado al menos a 34 personas: casi dos personas por año.

Aunque voceros de la Policía Nacional afirman que el Esmad no es un escuadrón de muerte y al hacer uso de sus armas deben hacerlo siempre en movimientos parabólicos, y no apuntar y disparar directamente a las personas, el caso de Dilan Cruz, asesinado por un miembro del Esmad que le disparó directamente a la cabeza en las primeras marchas de noviembre, evidencia que los agentes de dicho escuadrón no cumplen sus protocolos al momento de intervenir en las marchas.

Pero eso, cuando se habla del Esmad, se habla de un escuadrón del que la población civil debe cuidarse. Por eso el portal Cero sesenta, de la Universidad de los Andes, ha creado un artículo periodístico con recomendaciones para cuidarse del Esmad.

Y recientemente, tomando de los aprendizajes de la protesta social en Chile, se creó un grupo de defensa de los manifestantes conocido como Primera Línea.

¿Qué es la Primera Línea?

La primera línea es un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, que encabeza las movilizaciones, que se creó espontáneamente y busca defender a los demás manifestantes ante los ataques del Esmad.

Cargados de metales y elementos de madera que usan como escudos, máscaras antigases, gafas y pañuelos, resisten al frente cuando inician los disturbios y las dispersiones.

También buscan devolver los perdigones que les arrojan, y lograr, de manera pacífica, que miembros y tanquetas del Esmad retrocedan para que la protesta pueda avanzar.

Como lo expresan en su manifiesto, publicado en las redes sociales, los integrantes de la Primera Línea no tienen voceros ni líderes políticos:

Quieren presentarse como ciudadanos anónimos.

En Lluvia de Orión publicamos su manifiesto:

 

Manifiesto de la primera línea colombiana

Somos la primera línea y estamos conformados por ustedes, colombianos. No tenemos banderas. Ni líderes, ni voceros. No tenemos colores. No tenemos representantes. No tenemos rostro ni identidad.

 

Respondemos al ataque indiscriminado a las manifestaciones pacíficas.
Existimos para defender al manifestante.
A Dylan. A Brandon.

Al Campesino y al Indígena que viene de lejos, al estudiante que entiende el pesado deber histórico que le adjudica la coyuntura, al obrero que no llega al trabajo y que sale a protestar, al artista que lleva la alegría a la marcha porque que sin baile no hay revolución, al publicista que se escapa de su agencia para salir a caminar y que pone al servicio de la gente su capacidad gráfica, al oficinista que entiende que no hay nada que perder. A las tías, a las mamás, a las abuelas que acompañan con sus cacerolas las marchas.

Defendemos a la gente porque el gobierno tiene al ESMAD para que defienda sus intereses.
Estamos compuestos por gente multicolor, sin estrato y sin protagonistas.

Apagamos y disolvemos los gases.
No provocamos.
Repelemos a la policía mientras protegemos la retirada del manifestante.
Auxiliamos al que se queda atrás.

Enarbolamos la legítima defensa.
Garantizamos que el ciudadano se pueda manifestar en paz, sin temor a ser asesinado.
Existimos sólo para dejar de existir.